04 febrero 2013

Tu me cantaste una canción al oído y yo me quede dormida en tus brazos.

En tus brazos soñé aquello que después jamás ha sido y en tus brazos soñé todo aquello que parecía que sería, y soñaba que se quedaba conmigo para siempre. Soñé entre sus brazos haciendo y deshaciendo como si de la realidad más tierna se tratara. Una realidad que nunca llegaría.

Después desperté recordándolo todo, y recordando sólo porque ya se pasó, sueño o no.

Contigo entendí que soñar no es vivir y entendí que nada fue real y que vivir en el futuro desmerece el presente, y entendí que las cosas pasan y que se quedan en el recuerdo también como un sueño. Entendí que aunque los sueños fueran mágicos en mi mente nunca los viví, me di cuenta de que lo que tenía era un simple abrazo pero estaba allí, supe que lo unico que se quedaria conmigo seria el recuerdo de tu abrazo  y aprendí que lo que cuenta no son los sueños, ni las esperanzas, no es el tiempo o la distancia, lo que cuenta es el instante, ese en el que estás, intenso, único y fugaz y me di cuenta, así, de que nunca me arrepentiria de dormir en tu regazo, ni de soñar a tu lado, ni de no haber conseguido realizar ninguno de los sueños que tuve aquella noche.